053.2 Lección 1

Las primeras licencias en el ámbito del software libre, sobre todo la licencia pública general GNU, fueron pioneras, ya que lograron proporcionar un marco jurídico fiable para procesos completamente nuevos relacionados con el desarrollo colaborativo de software.

En 2001, un grupo liderado por el profesor de derecho Lawrence Lessig de la Facultad de Derecho de Stanford fundó una organización sin fines de lucro llamada Creative Commons (CC), inspirada en el software libre. El objetivo de la organización se resume en el sitio web del proyecto de la siguiente manera:

Con el término “bienes comunes”, que se refiere a una forma de actividad económica comunitaria ya documentada en la Edad Media, la organización enfatiza una necesidad históricamente verificable y profundamente humana de una acción colectiva orientada hacia el bien común. Por lo tanto, su tarea autoimpuesta es crear un marco legal moderno para el trabajo creativo. Creative Commons traslada las demandas y soluciones del movimiento del software libre a otros campos creativos como la literatura, las artes escénicas (pintura, gráfica, fotografía, vídeo, etc.) y la música, pero también la documentación y el trabajo científico -en términos generales, todas las obras que están sujetas a derechos de autor.

Al igual que la Free Software Foundation, Creative Commons también elige implementar sus objetivos a través de licencias: compilaciones de especificaciones estandarizadas y legalmente vinculantes que los creadores asignan explícitamente a sus obras, generalmente antes de “lanzarlas” al público, es decir, publicarlas.

El principio “todos los derechos reservados” consagrado en la legislación estadounidense sobre derechos de autor se considera demasiado restrictivo en vista de las crecientes posibilidades técnicas disponibles para los procesos creativos. Los propios creadores a menudo no tienen claro hasta qué punto se les permite aprovechar el trabajo de otros sin exceder los límites de la ley de derechos de autor y, en el peor de los casos, exponerse a ser procesados. Creative Commons contrasta este régimen de mano dura con el principio de “algunos derechos reservados”: los creadores nombran los derechos que se reservan y, por lo tanto, renuncian a todos los demás.

La combinación de sólo cuatro sencillas condiciones básicas (módulos) da como resultado un total de seis licencias entre las que los autores pueden seleccionar y asignar la adecuada a su trabajo.

Los cuatro módulos que acabamos de mencionar corresponden a cuatro decisiones básicas simples que toma un autor con respecto al uso y distribución de una obra. Cada módulo se puede representar mediante una abreviatura de dos letras y un símbolo. La definición respectiva es muy breve y comprensible incluso para los legos en el ámbito jurídico, lo que contribuye en gran medida a la popularidad de las licencias CC. Sin embargo, en casos individuales, las cláusulas pueden dar lugar a cuestiones no resueltas o zonas grises.

Las combinaciones de los módulos recién presentados dan como resultado un total de seis licencias. Solo hay seis porque no todas las combinaciones posibles de los cuatro módulos tienen sentido: por ejemplo, los requisitos de compartir incluso obras modificadas en las mismas condiciones (ShareAlike) y la prohibición de adaptaciones (NoDerivs) son mutuamente excluyentes. En consecuencia, no existe ninguna licencia que contenga ambos módulos. Dado que la atribución del autor también es un componente de todas las licencias, el resultado son las llamadas licencias principales que analizaremos a continuación.

La lista de estas licencias también se puede imaginar como una escala de “muchas libertades” a “pocas libertades”, ya que un autor responde paso a paso a preguntas sobre las posibilidades de uso o sus restricciones en relación con la obra y, por tanto, finalmente recibe la licencia deseada.

Ya se ha mencionado que la legislación sobre derechos de autor está regulada de manera muy diferente en distintos países y jurisdicciones. Según la legislación estadounidense, por ejemplo, un titular de derechos puede renunciar completamente a sus derechos de autor. Al hacerlo, transfieren su trabajo al llamado dominio público, es decir, a un uso general y sin restricciones.

En la mayoría de los países europeos, sin embargo, además de los meros derechos de uso, los derechos de autor también incluyen derechos personales, que generalmente no son transferibles y, por lo tanto, el autor no puede renunciar a ellos. Si un autor desea hacer pública una obra, renuncia a todos los derechos de uso, pero sigue siendo el autor.

Además, existen obras cuyo uso no está sujeto a ninguna restricción per se. Entre ellas se incluyen, obras cuyo plazo legal de protección ha expirado (como una novela 70 años después de la muerte del autor), u obras que nunca estuvieron protegidas en principio (como los textos legales).

Creative Commons proporciona dos de las llamadas herramientas de dominio público para identificar obras que están disponibles para el público en general sin restricciones.

Creative Commons Zero (CC0) no impone prácticamente ninguna condición a la reproducción, distribución y modificación de una obra. También se omite la atribución obligatoria del autor en todas las licencias CC. La licencia permite a los titulares de derechos marcar sus obras como de dominio público en tantos sistemas legales como sea posible.

Tomemos como ejemplo un documento de aprendizaje desarrollado con fines didácticos. El autor o autores pueden utilizar la etiqueta CC0 para garantizar que este material pueda ser utilizado por cualquier persona sin restricciones: puede copiarse total o parcialmente, distribuirse gratuitamente o mediante pago e integrarse total o parcialmente en otros documentos. Los autores originales no tienen que ser nombrados en ninguna parte.

Para identificar obras que no están sujetas a restricciones de derechos de autor, Creative Commons recomienda la Marca de Dominio Público:

Ya se ha comentado que Creative Commons pretende ser lo más sencillo posible tanto para los licenciantes (creadores de contenidos) como para los licenciatarios (destinatarios de las obras). En concreto, la organización ofrece mucha ayuda, desde la selección de la licencia adecuada hasta el etiquetado de la obra y su uso.

El CC License Chooser en el sitio web de la organización conduce paso a paso a la recomendación de la licencia adecuada planteando preguntas simples que un autor responde en relación con el uso deseado de su trabajo (CC License Chooser).

Si la licencia propuesta corresponde a las intenciones del autor, podrá marcar su obra en consecuencia. El Selector de licencia proporciona código HTML, por ejemplo, que el autor puede agregar directamente a un sitio web que muestra el trabajo (<<license-code> >).

El resultado es entonces un aviso estandarizado con el enlace a la licencia correspondiente (License notice with link to the license).

Ya se han introducido los iconos específicos de la licencia, en los que los módulos incluidos son directamente visibles. Se han consolidado como “llamativos” al identificar contenidos gratuitos en Internet.

Desde el principio, Creative Commons se ha centrado en el desarrollo de licencias lo más generales posible, es decir, válidas en todo el mundo, lo que identifica con la adición de “internacional” (antes también “unported”). Por otro lado, existen variantes que tienen en cuenta las peculiaridades de un sistema jurídico regional o nacional y se denominan “ported”. Por ejemplo, además de la licencia CC BY-SA 3.0 Unported, también existe una versión especial para Alemania con el nombre CC BY-SA 3.0 Alemania.

Con la versión 4.0 actualmente vigente de las licencias CC, Creative Commons se esfuerza por lograr una mayor estandarización y (hasta ahora) ha prescindido por completo de las versiones portadas. En la versión 4.0 se recomienda expresamente la licencia “internacional”: